El desempolvado es un paso crítico del postproceso en la manufactura aditiva metálica, especialmente en piezas con cavidades internas. Sin embargo, el polvo atrapado en paredes verticales o agujeros ciegos puede complicar el proceso, aumentar el tiempo y elevar el riesgo de contaminación. ¿Una solución de diseño sencilla? Usar paredes achaflanadas.
Al inclinar las paredes verticales internas entre 30° y 45°, los ingenieros pueden mejorar drásticamente el flujo del polvo durante el desempolve. Las superficies anguladas crean un camino asistido por gravedad que facilita la salida del polvo suelto, reduciendo la cantidad de material residual dentro de la pieza.
Este pequeño ajuste ofrece grandes beneficios: menos acumulación de polvo, componentes más ligeros y menos problemas durante la inspección o procesamientos posteriores. También minimiza el riesgo de contaminación relacionada con el polvo, algo especialmente crítico en aplicaciones aeroespaciales, médicas o de grado alimenticio.
Incorporar paredes achaflanadas es una forma inteligente y proactiva de diseñar para manufactura aditiva. Ayuda a los ingenieros a crear piezas no solo más fáciles de imprimir, sino también más fáciles de limpiar, probar y confiar en campo.