La demanda de una producción más rápida en la impresión 3D metálica ha impulsado a los fabricantes de máquinas a pensar en grande, y los sistemas multiláser son el resultado. Al dividir la carga de trabajo entre dos, cuatro o incluso más láseres trabajando en paralelo, estos equipos pueden reducir los tiempos de impresión en más del 50%. Pero hay un detalle: sin una calibración precisa, esos láseres pueden causar más problemas que beneficios.
Cuando múltiples láseres operan sobre una misma plataforma, deben coordinar perfectamente sus trayectorias. De lo contrario, las zonas de traslape entre los campos de escaneo pueden mostrar líneas visibles, porosidad o inconsistencias estructurales. Por eso la calibración entre láseres y la compensación mediante software son esenciales: la velocidad no sirve de nada sin precisión.
Los sistemas multiláser funcionan mejor en piezas grandes o complejas que, de otro modo, tardarían demasiado en una máquina de un solo láser. Sin embargo, los diseñadores y operadores deben considerar la geometría, el espesor de capa y la configuración de la máquina al estimar los ahorros de tiempo. No se trata solo de añadir láseres, sino de usarlos de manera efectiva.
¿La conclusión? Imprimir más rápido no significa imprimir sin cuidado. Cuando se hace bien, los sistemas multiláser ofrecen tanto productividad como calidad… pero solo si se le da a la calibración la misma importancia que a la velocidad de impresión.