En el mundo de la manufactura aditiva metálica, la industria suele asumir que “más” significa “mejor”. Más láseres deben traducirse en impresiones más rápidas y de mayor calidad, ¿cierto? No exactamente. Aunque los sistemas multiláser pueden mejorar la velocidad y el rendimiento, también introducen una variable frecuentemente ignorada: la sincronización. Simplemente añadir más láseres sin garantizar una calibración perfecta puede, de hecho, degradar la calidad de impresión en lugar de mejorarla.
Cuando los láseres de un sistema están desalineados o mal calibrados, los resultados son visibles en la pieza final. Puedes ver líneas de unión donde las trayectorias se intersectan, zonas débiles por fusión inconsistente o porosidad excesiva. Estas inconsistencias son especialmente problemáticas en aplicaciones que requieren alto desempeño mecánico, como componentes aeroespaciales o automotrices. No se trata de cuántos láseres tienes, sino de qué tan precisamente trabajan juntos.
Por eso la calibración y la sincronización son esenciales. Cada láser debe estar alineado con precisión micrométrica y coordinado en tiempo real con los demás. En Scojet damos alta prioridad a los diagnósticos de láser, protocolos de calibración y verificaciones periódicas para asegurar que cada impresión cumpla con las tolerancias exactas que nuestros clientes requieren. La calidad de impresión depende más del control que de la fuerza bruta.
Para los fabricantes que evalúan sistemas multiláser, la lección es clara: prioriza las herramientas y estrategias de calibración. La velocidad es importante, pero la calidad mantiene las piezas en servicio, y la calibración mantiene esa calidad consistente. XXI.