Precalentar los polvos metálicos antes de imprimir es una técnica sencilla pero muy poderosa para mejorar la calidad de impresión. Al calentar la cama de polvo o el material antes de iniciar el proceso, los fabricantes pueden reducir significativamente la humedad residual, un factor clave que afecta la fluidez del polvo y la calidad de la fusión.
La humedad en el polvo puede provocar salpicaduras (spatter), porosidad por gas, mala adhesión entre capas y delaminación. El precalentamiento elimina ese exceso de humedad, estabilizando el polvo y creando un entorno de construcción más uniforme y controlado. Esto se traduce en mejor densidad de la pieza, mejor acabado superficial e integridad estructural.
El precalentamiento es particularmente crítico en ambientes húmedos o cuando se trabaja con aleaciones reactivas como titanio o aluminio. Estos materiales son altamente sensibles a la humedad y su desempeño puede degradarse si no se manejan correctamente.
En resumen, el control térmico conduce a mejores resultados. Si buscas consistencia en tus piezas y reducir defectos, precalentar no es solo una opción: es un requisito indispensable.